Escocés: A pesar de su nombre, el país de origen del Rito no es Escocia, sino Francia. El nombre de escocés proviene probablemente de la denominación del primer grado más allá de la Maestría -el Maestro Escocés apareció hacia 1740- o de la fuerte presencia de emigrantes estuardistas en la creación de la Masonería francesa (sus primeros Grandes Maestros o el caballero de Ramsay, por ejemplo).

Antiguo: este término se refiere a una de las dos grandes familias de Ritos Masónicos en contraposición a la otra familia, conocida como Moderna (los Ritos Escoceses Franceses o Rectificados, en particular).

Aceptado: tras el espléndido periodo de las grandes construcciones de la Edad Media, las logias masónicas, hasta entonces reservadas a los únicos profesionales del oficio, se abrieron a personalidades externas (como nuestras modernas asociaciones constituyen comités de patrocinio). Con el paso de los años, estos masones "aceptados" sustituyeron a los masones del oficio, favoreciendo el paso de la masonería operativa a la llamada masonería "especulativa"

No. No hay ningún sistema dogmático en la masonería.

Aunque es necesario que cada miembro profese una creencia en Dios, no es importante cómo exprese esta creencia tan personal.

Es cierto que en el Altar, en medio de una Logia, está el Volumen de la Ley Sagrada, y en el Rito Escocés este Volumen es la Biblia. Esto se debe a que la mayoría de los mitos e historias legendarias en las que se basan los grados del Rito están tomados del Antiguo o del Nuevo Testamento. Pero cada candidato presta su juramento, sobre el Libro que considera el Volumen de la Ley Sagrada (el Corán, por ejemplo).

No, ni un partido político ni un grupo de presión.

Como todas las organizaciones de la Masonería regular, el Supremo Consejo no sólo se abstiene de tomar cualquier posición social o política, sino que prohíbe estrictamente cualquier debate sobre estos temas en sus Talleres.

El Masón Escocés tiene el deber de ser un ciudadano respetuoso de la ley de su país, y si se involucra en la vida de la ciudad, es estrictamente a título personal.

Si jurídicamente el Supremo Consejo es una asociación regida por la ley de 1901 (lo que significa, en particular, que cada miembro puede abandonarla libremente por simple dimisión), se define esencialmente como una Orden.

Como escribió un gran francmasón, Jean Baylot: Uno se une a una asociación. Uno entra en una Orden. En una asociación, o en un sindicato -pues si las legislaciones son especializadas, el marco jurídico es comparable- se firma un boletín de adhesión a objetivos y reglamentos, sin que el conjunto tenga el carácter de un compromiso personal total. Uno se convierte en miembro de una Orden tras prestar un juramento. La distinción no está en la pompa y circunstancia, sino en la naturaleza profunda, solemne e irrevocable de este compromiso.

El Rito puede llamarse legítimamente Orden según dos de las definiciones que Littré da de este término: una compañía cuyos miembros juran respetar ciertas reglas, pero, por la Tradición caballeresca a la que se refiere, es también simbólicamente una compañía de caballería instituida por algún soberano en forma de hermandad.

La regularidad es una dimensión esencial en la Masonería, ya que la universalidad de la que pretende formar parte presupone que los mismos principios y las mismas reglas sean respetados por todos, aunque su aplicación pueda variar según las diferentes situaciones, tradiciones o culturas.

La cuestión no es si un Cuerpo Masónico se proclama regular (lo es si respeta las reglas que se ha fijado), sino si las demás estructuras u organizaciones Masónicas consideran que respeta las mismas reglas que ellas.

Estos principios, valores y reglas son los establecidos por la tradición y se remontan a la época de la creación de la Masonería moderna (en 1717 en Londres) y del Rito (en Charleston en 1801); por lo tanto, son llevados por los Cuerpos Masónicos que son sus descendientes: la Gran Logia Unida de Inglaterra para la Masonería Simbólica y el Supremo Consejo de la Jurisdicción Sur de los Estados Unidos para el Rito Escocés Antiguo y Aceptado.

Estas reglas principales son las siguientes:

El respeto a los principios fundamentales de la Masonería Simbólica, incluyendo la necesaria creencia en Dios, el Ser Supremo denominado el Gran Arquitecto del Universo;

El respeto a las Grandes Constituciones de Berlín de 1786 y a las Constituciones de Bordeaux de 1762 como únicas leyes fundamentales de la Orden;

Respeto a la organización escalar del Rito y a su enseñanza tradicional;

Necesidad de aceptar como miembros de la Jurisdicción sólo a los Maestros Masones que sean miembros de una Obediencia simbólica regularmente reconocida (en Francia, la Gran Logia Nacional Francesa o una Obediencia extranjera que ésta reconozca);

Ausencia de relación e intervisitación con cualquier Cuerpo Masónico no reconocido como regular.

El Nacional Supremo Consejo  de Francia se adhiere estrictamente a estas normas y está en amistad con el Consejo Supremo de la Jurisdicción Sur de los Estados Unidos y con cuarenta Consejos Supremos regulares.

Como uno de los artículos de las Grandes Constituciones de Berlín especifica que sólo puede haber un Consejo Supremo por país, a excepción de los Estados Unidos de América, el Nacional Supremo Consejo  de Francia  de Francia es, por tanto, el único Supremo Consejo regular reconocido en nuestro país.

Al igual que en un Taller Masónico de los tres primeros grados, el trabajo en un Taller Jurisdiccional se divide entre la práctica de ceremonias rituales y la presentación de conferencias (llamadas piezas de arquitectura) sobre temas relacionados con los rituales, el simbolismo, la historia y la filosofía, según un plan de trabajo plurianual elaborado por el Presidente del Taller y validado por el Supremo Consejo.

La particularidad de un Taller Escocés es la intervención de cada miembro sobre el tema tratado, ya sea durante la Reunión o durante el ágape (cena). Se trata de una reflexión colectiva que pretende ayudar a cada uno a progresar en un ambiente cálido y fraternal que excluye cualquier juicio de valor o afirmación egoísta.

Cualquier Maestro Masón (independientemente del Rito que practique) puede adherirse a la Jurisdicción siempre que sea miembro en regla de una Obediencia Masónica regularmente reconocida (en Francia, la Gran Logia Nacional Francesa o, para un Hermano extranjero, una Gran Logia reconocida por ella).

Como todos los Masones, naturalmente debe tener un historial criminal limpio.

Debe enviar una carta de solicitud al Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Consejo Supremo.

Si ya es miembro de un Supremo Consejo, debe adjuntar una copia del diploma de su rango más alto, así como una copia de su carta de renuncia a ese Consejo Supremo (nadie puede ser miembro de dos Supremos Consejos).